Mujer, si puedes tu con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar. Y al mar, espejo de mi corazón, las veces que me ha visto llorar la perfidia de tu amor... Te he buscado dondequiera que yo voy, y no te puedo hallar, para qué quiero otros besos si tus labios no me quieren ya besar. Y tú, quien sabe por dónde andarás, quien sabe qué aventura tendrás. ¡Qué lejos estás de mí...! Te he buscado dondequiera que yo voy, y no te puedo hallar, para qué quiero otros besos si tus labios no me quieren ya besar. Y tú, quien sabe por dónde andarás. Quien sabe qué aventura tendrás. ¡Qué lejos estás de mí...!
Laurel Aitken – En Español
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