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23.4.12

La quiero a morir


Y yo que hasta ayer sólo fui un holgazán, y hoy soy guardián de sus sueños de amor... La quiero a morir. Puede destrozar todo aquello que ve, porque ella de un soplo lo vuelve a crear como si nada, como si nada... La quiero a morir. Ella para las horas de cada reloj, y me ayuda a pintar transparente el dolor con su sonrisa. Y levanta una torre desde el cielo hasta aquí y me cose unas alas y me ayuda a subir a toda prisa, a toda prisa. La quiero a morir... Conoces bien, cada guerra, cada herida, cada ser. Conoces bien cada guerra de la vida, y del amor también  eh eh eh eh eh eh eh eh. Me dibuja un paisaje y me lo hace vivir, en un bosque de lápiz se apodera de mí... La quiero a morir. Y me atrapa en un lazo que no aprieta jamás. Como un nido de seda que no puedo soltar, no quiero soltar, no quiero soltar. La quiero a morir. Conoces bien, cada guerra, cada herida, cada ser. Conoces bien cada guerra de la vida, y del amor también. eh eh eh eh eh eh. Porque la quiero, la quiero, la quiero, la quiero, la quiero yo la quiero a morir! eh eh eh eh eh eh eh eh .Es que yo la quiero a morir, ella es la que más quiero yo, es que cuando me besa mi cuerpo me tiembla por eso la quiero, la quiero a morir eh eh eh eh eh eh eh eh. Yo por ella me desespero y por eso hoy más la quiero. Y prometo quererla hasta que me muera porque yo la quiero, la quiero a morir, eh eh eh eh eh eh.

Sergio Vargas ( tb versió Muchachito Bombo Infierno, Manzanita, El Puchero del Hortelano)



24.5.11

Un ramito de violetas

Era feliz en su matrimonio, aunque su marido era el mismo demonio. Tenía el hombre un poco de mal genio y ella se quejaba de que nunca fue tierno. Desde hace ya más de tres años recibe cartas de un extraño. Cartas llenas de poesía que le han devuelto la alegría. Quien la escribía versos dime niña quien era. Quien la mandaba flores por primavera . Quien cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, la mandaba un ramito de violetas. A veces sueña y se imagina cómo será aquel que tanto la estima. Sería un hombre más bien de pelo cano, sonrisa abierta y ternura en las manos, no sabe quien sufre en silencio, quien puede ser su amor secreto. Y vive así de día en día con la ilusión de ser querida. Quien la escribía versos dime niña quien era. Quien la mandaba flores por primavera. Quien cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, la mandaba un ramito de violetas. Y cada tarde al volver su esposo, cansado del trabajo la mira de reojo. No dice nada porque lo sabe todo. Sabe que es feliz, así de cualquier modo. Porque él es quién le escribe versos. Él, su amante, su amor secreto. Y ella que no sabe nada, mira a su marido y luego calla. Quien la escribía versos dime niña quien era. Quien la mandaba flores por primavera. Quien cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, la mandaba un ramito de violetas. 

Cecilia – Un ramito de violetas ( tb versió Manzanita)