Todos, hemos estado muertos. Todos, en el vientre de la noche. Cuando no podemos dormir. Y nadie pone un disco para que bailemos, bailemos. De repente, las horas nos entierran, los minutos, crecen entre nosotros, otras horas desentierran con un beso en la boca, una mano en el pantalón o una simple tormenta.
Odio París – Odio París
No hay comentarios:
Publicar un comentario