Descuida, que me queda más saliva para hundirte en mi
desdicha y enseñarte las heridas
respirar, y no asustes al que viene
rojo como las dos rosas que te traigo
pero ojito que espinan, y no quiero que
la sangre que derrames me salpique.
No es vida, ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones y eres, siempre la mejor de las personas que
ha pasado por mi estima me regalas los
detalles, me conoces hasta ser destructiva
que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida. Añora, ese tiempo en el que el viento era
el dueño de tu pelo ahora soy yo el que
lo soba y doma, aunque carezcas de
espuelas el caballo que desboca y que
se pierda en tu cabeza. No es vida,
ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones y eres, siempre la mejor de las personas que
ha pasado por mi estima me regalas los
detalles, me conoces hasta ser destructiva
que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida. Sufre por nada, verás como estallas, cobarde, hace tiempo me cago por patas para relojes que oprimen y encogen sabes que
eres mi única hada, que viste de luces
mi oscura mirada y todas las noches
ofrece su cama. Si sangras y te
encuentras a mi lado llámame que yo me empapo
y anestesio tus dolores con el polen de las flores.
Albertucho – Que se Callen los Profetas
(lletra: música.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario