18.3.12

Gente feliz


Cuando se encienden las luces del patio y cada uno se entrega a sus vicios privados, yo pienso en ti. Cuando un teléfono suena en el piso de al lado y los periódicos arden como arden los años, yo sólo sé pensar en ti. Ahora que estás de viaje de trabajo en Madrid. Ahora que somos de nuevo gente de provincias. Que saca la basura los días impares, que ponen comillas en sus "vidas normales", que limpia las manchas de poesía y sangre del edredón. Gente sanando al sol en el balcón, usando lejía y salitre para limpiar la cocina de la decepción. Gente valiente que tiene miedo a morir. Gente moderadamente feliz. Cuando mezclamos la lluvia con ibuprofeno y nos comemos la boca pensando en dinero, yo sólo creo en ti. Ahora que tengo los medios me faltan las ganas. Ahora que somos vecinos bajando las persianas. Que saca la basura los días impares, que ponen comillas en sus "vidas normales", que limpia las manchas de poesía y sangre del edredón. Gente sanando al sol en el balcón, usando lejía y salitre para limpiar la cocina de la decepción. Gente valiente que tiene miedo a morir. Gente moderadamente feliz. Ahora que tengo los medios me faltan las ganas. Ahora que cierro los párpados y abro la ventana. Saco la basura todos los días, pensando en números de lotería, limpio las manchas de palabrería del edredón, como gente que odia madrugar, que friega el salón con un chorro de paciencia y agua de mar. Gente valiente que tiene miedo a morir, y a que se mueran los demás. Gente moderadamente feliz.

Pablo Moro - Pequeños placeres domésticos 

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