Quisiera haberte dicho cuánto te quiero, princesa, y escapar contigo donde no haya sitio pa’ más. Seguirte a cualquier parte pero a veces soy cobarde y en mitad de los senderos suelo dejar de andar. Quisiera transformarte las mentiras para que al llorar te rías. Ser el mismo, aquel de tu realidad. Pensar que con tus pasos van los míos dibujándote en el camino. Quisiera dedicarte más canciones de las que hay en los cajones que cerré y no puedo recuperar. Dormirme cada noche con tus ojos en el techo y volverlos a ver en sueños y al despertar quisiera prometerte que no me marcharé lejos que seré tu aliento cuando pares a descansar. Que tu colchón siempre será mi templo y mi corazón tu espejo. Pero estoy hecho del humo que queda por los callejones, cuando se cierran los bares, cuando la razón ya no entiende de razones. Y ahora siendo sincero me voy a marchar que al final siempre acabo perdiendo y prefiero no quedarme quieto. Prefiero ser el eco de un recuerdo y reposar entre tus dedos como el rastro de una estrella fugaz. Dejando alguna cosa en el tintero como el beso de un te quiero y las promesas que no se cumplirán. Porque estoy hecho del humo que queda por los callejones. Cuando se cierran los bares cuando la razón ya no entiende de razones. Y ahora siendo sincero me voy a marchar que al final siempre acabo perdiendo y Prefiero no quedarme quieto.
El Vicio del Duende – Humo
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