Hay una historia que aquí sucedió. Que un día esta tierra, reina hambre y dolor. Ríos de sangre se vieron correr. Años muy duros llegaron después. A la derecha vive el militar, terratenientes, el clero y demás. Al otro lado el campesino está, luchando duro pa poder llevar algo de futuro que ayude a los suyos, A vivir en libertad. No quiero ser quien juzgué. Tampoco me interesa. No creo que el olvido sea la mejor manera. Si algo a quedado claro, despues de tantas guerras: Que da igual quien dispare. ¡Que ninguna bala es buena! Pero lo que no es justo, es que siempre el vencido sea el olvidado, el que no sale en los libros. Que aun quedan muchos caídos que se encuentran en olvido, En fosas comunes sin hallar. Mi corazón se encoge defraudado. Y al recordar las penas que ha dejado se siente obligado a gritar bien alto. Por si alguien le quisiera oir. Y tantas veces sentado junto al fuego, le oí contar las penas que vivieron. Y aunque pasa el tiempo, escucha un momento. No olvides lo que voy a decir: Que ayer fue mi abuelo quien postrao en suelo ¡Defendió tu libertad! Habrán pasado 30 años ya, desde la muerte de aquel general. Fue muy difícil volver a sentir que en democracia se podía vivir. Y aunque el rencor no nos conduce a nah. Algunas cosas aun siguen igual. La voz del pueblo no se quiere oir. Los que gobiernan deciden por ti. Se inventan las guerras por pasta y sin pruebas, ¡Trayendo la muerte a Madrid!
Benito Kamelas – Sin trampa ni cartón
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