Tienes la mentira encadenada a tus palabras.
Tengo la palabra que describe tus hazañas. Te duelen los ojos de limpiarte las
legañas. Duermes muy tranquila y vas perdiendo batallas. Gana la tristeza y
aliada con mis nervios. Mi saliva pide un poquito de tu cuerpo. Sigue siendo
mudo el corazón por un te quiero. Duele la desidia de maldad de pensamiento. Se
derrumba todo y yo sigo estando quieto. Todo por los vicios que me das, lo que
yo quiero. Tú no te preocupes, sabes que te soy sincero. Como se te olvide te
pondré la soga al cuello. Plagias las verdades, contaminas el entorno. Pena de
ser vida sin tener ningún apoyo. Sueltas el pecado, interrumpes la inocencia. Pisas
todo verbo de verdad y de elocuencia. Y, a pesar de todo, la lujuria se abre
paso. Me haces inconsciente ante tu cuerpo desnudado. Mientras tú me mientes,
me refugio y no reparo. No hay aboliciones de tus sesos soy esclavo.
Albertucho – Que se callen los profetas
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