Vine del norte buscando una canción y una
cruz, y allí se cruzó un cometa, y en su
estela estabas tú. En Madrid seguiría
lloviendo, triste como lo dejé, y en
Santiago con tus luces y su noviembre me quemé. Y fue después de un concierto,
una noche en tu universidad, allí te encontré de nuevo, "Hoy te invito a
carretear". "Acepto gustoso tu oferta, sólo con una condición: que no
se acabe esta noche y que no me enamore yo". Andando por La Alameda , tú me empezaste a
contar causas, azares y luchas, en estos días y al pasar por delante de La Moneda , tú tarareaste a
Jara. Me miraste, "Así tan duro, tienes un aire a guevara". Y
entramos en un bareto, y allí alguien cantaba a Fito. "A este paso me
enamoro, sólo me falta otro pisco". "Déjate de historias, súbete ahí,
y cántame una de Silvio". "Sólo si me das un beso", y todos
cantaron conmigo. Salimos del bar borrachos, agarrados de la mano, y en la
calle como siempre jodiendo andaban los pacos. Tú les gritaste
"¡Asesinos!", y los dos echamos a correr. Tú reías, y en tu risa yo
me veía caer. Pero, "¿Dónde has estado este tiempo? Se hace tarde, vete a
casa", y en tu abrazo a lo lejos, creí oír a los Parra, cantando para
nosotros. Será mejor que me vaya. Ahí quedé, solo, gritando, sin ti, "Te
recuerdo, Amanda". "Te recuerdo, Amanda". Al tiempo llegué a mi
norte, con una canción y una cruz, con la estela de un cometa, con tu mentira y
con tu luz. En Madrid seguía lloviendo, tal como lo dejé, y en Santiago tantas
cosas, hoy me muero por volver. Hoy me muero por volver.
Ismael Serrano - La memoria de los peces
No hay comentarios:
Publicar un comentario