Simón, desde que te
fuiste tengo que decir que la verdad, no estamos nada mal sin ti. También es
cierto que podríamos estar mejor pero ya ves, las buenas cosas mueren bajo el
sol. Y ahora es la memoria mi guía porque eso sí, pienso en ti cada día desde
aquella mañana de agosto. Reinventada hasta la saciedad sin lograr encontrar
nada de nada ni una explicación ni un porqué al que poder aferrarme. Y ahora no
sé por qué viene a mi mente el colchón que tuvimos que bajar Javi y yo a la
basura sin poder dejar de mirar esa mancha oscura que allí nos dejaste como
herencia y recuerdo antes de partir en tu último viaje, probablemente al
infierno. Y me vas a disculpar si nunca te llevo rosas, me vas a permitir contar
algunas cosas sobre lo poco que sé de tus días de vino y rosas con todas las
bromas como aquella en que al pasar delante de una funeraria nos decías
"agachaos, no vaya a ser que os
tomen las medidas. Ese era tu consejo, tu sabio consejo y no estuvo mal, pero
se te olvidó algo importante: Tú también tenías que agacharte. Sí, tú también
tenías que agacharte. Pero nunca quisiste cuidarte. No, nunca quisiste
cuidarte. Y quiero pensar que por una vez hice algo mejor que tú. Quiero pensar
que por una vez hice algo mejor que tú
que ni siquiera acabaste esa carta de
despedida que en el ordenador Santi encontró perdida. Y ahora que perdiste tan
absurdamente la partida, ahora estoy cansado y hasta tengo miedo de mi propia
vida. Y sé que lo tendré toda la puta vida, Decida lo que decida. Bueno, al final
tal vez tuviste suerte porque tal vez -dímelo tú- mejor que ser un hombre solo
y arruinado resulte ser, como dijo el juez, "el finado". Mientras se
tapaba la nariz con su pañuelo, y desde cualquier lugar dondequiera que ahora
te estés pudriendo sólo quiero que sepas que ya no te tengo miedo. Que ahora
estoy cansado y sólo tengo miedo de mi propia vida. Y que sé que lo tendré toda
la puta vida decida lo que decida. Como tú siempre decías: Formalidad poca,
pero que dure. Como tú siempre decías: Gracias. Así es y así será toda mi vida decida
lo que decida.
Nacho Vegas
– Actos inexplicables
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