Me gustas,
Democracia, porque estás como ausente con tu disfraz parlamentario, con tus
listas cerradas, tu Rey, tan prominente, por no decir extraordinario, tus
escaños marcados a ocultas de la gente, a la luz del lingote y del rosario. Me
gustas, ya te digo, pero a veces querría tenerte algo más presente y tocarte,
palparte y echarte fantasía, te toco poco últimamente. Pero, en fin, ahí estás,
mucho peor sería que te esfumaras como antiguamente. Los sesos rebozados de
delfín que Franco se zampaba en el Azor nos muestran hasta qué grado era ruin el
frígido y cristiano dictador. Fue un tiempo de pololos, tinieblas y torturas...
volvamos al aquí y ahora donde tú, Democracia, ya sé que me procuras alguna ley
conciliadora, pero caes a menudo en sucias imposturas, fealdades que el buen
gusto deplora. Como el marco legal siempre le queda chico, y a eso el rico es
muy sensible, si tirando, aflojando, empleando un tiempo y pico, se hace un
embudo más flexible, que tú apañes la ley a medida del rico al fin y al cabo es
muy comprensible. ¿Pero qué hay del que tiene poca voz, privado de ejercer
tantos derechos, porqué al nudista pones albornoz, qué hay de los raros, qué
hay de los maltrechos? Y tus representantes selectos, Democracia, tus güelfos y
tus gibelinos, cada día que pasa me hacen menos gracia, sus chistes son para
pollinos. A enmendar tus carencias te veo muy reacia y están mis sentimientos
muy cansinos y como ya me aburre decir continuamente "eso no estaba en el
programa" no cuentes con que vaya hacia ti cuatrianualmente, no
compartamos más la cama, vamos a separarnos civilizadamente. Y sigue tú
viviendo de tu fama. Cuando veas mi imagen taciturna por las cívicas sendas de
la vida verás que no me acercan a tu urna. No alarguemos ya más la despedida.
Javier Krahe - Toser
y cantar
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