Estoy tan
desordenado, que mis palabras no me dicen nada y mis bostezos van desorientados
hacia otro lado fuera de la cama. Estoy tan poco borracho que en el espejo solo
veo dos caras y todavía entiendo lo que digo, aunque tú pienses que no digo
nada. Dejar al viento que duerma, que desperece cuando tenga ganas. Mientras
aliño un cigarro te cuento, los palmos que le sobran a mi cama. Tú parpadeas,
yo sueño, agarraitos nos pillará el alba. Yo rebuscando todos tus lunares, no
quiero gallos que anuncien mañanas. Pero sí un poquillo más de calor, pa este
invierno traicionero que desgasta el hacha del leñador, para alimentar tu fuego.
Una nube donde pueda dormir, y una esquinita en tu pelo. Casi siempre que me
acuerdo de ti… me despierto. Pisadas de oscuro barro, y el sordo llanto de
todas las hadas. Que se escaparon de un mágico cuento porque decían que ya no
soñabas. No me quedaron lamentos, que desdichados se fueran sin nada. Tan solo
un oscuro cuarto nublado, dónde no cabe ni media palabra. Pero sí un poquillo
más de calor, pa este invierno traicionero que desgasta el hacha del leñador,
para alimentar tu fuego. Una nube donde pueda dormir, y una esquinita en tu
pelo. Casi siempre que me acuerdo de ti… me despierto. Siempre me despierto… Que
te calles, si no sabes hablar… si es que ya no tienes sueños. Marioneta de la
vida, que vas venerando tu dinero. No me queda tiempo para sufrir, ni tan
siquiera un momento. Son tus labios una cura pa mi… pa mis adentros. Pero sí un
poquillo más de calor, pa este invierno traicionero. Que desgasta el hacha del
leñador, para alimentar tu fuego. Una nube donde pueda dormir, y una esquinita
en tu pelo casi siempre que me acuerdo de ti… me despierto.
Jere –
Nassaukade
No hay comentarios:
Publicar un comentario